La enología alicantina vive unos momentos brillantes.
Consolidada como un atractivo más en la oferta turística de nuestra provincia,
la enología alicantina ha apostado firmemente por la calidad y por la variedad
para conformar una oferta de grandes vinos que han logrado importantes
reconocimientos tanto nacional como internacionalmente. Si no hace mucho
tiempo, tengamos siempre la memoria presente y no nos miremos ahora el ombligo
demasiado, las noticias de los premios y
las menciones de los vinos alicantinos eran
toda una alegría para el sector provincial, hoy en día esos premioss,
esas grandes puntuaciones en las prestigiosas listas mundiales, esa inquietud
de importantes bodegas de fuera de la provincia que quieren y hacen vinos en
nuestra tierra, o ese run run de los medios especializados en conocer a fondo
nuestros vinos, nos situa en un importante momento de calma y reflexión.
Afortunadamente el sector, casi todo, junto a la gran labor que está
desarrollando el Consejo Regulador Protegido de Vinos De Alicante con Antonio
Miguel Navarro al frente y con la incansable y admirada dedicación de Eladio
Aniorte, está trabajando sin descanso para continuar con el buen camino
emprendido. Rosados singulares, jóvenes enólogos que crean sus propios vinos,
nuevas formulas y estilos en vinos tan clásicos como el Fondillón o la Mistela,
algunos espumosos que han sorprendido al mercado, o simplemente los vinos de
siempre aclimatados y renovados hacia los gustos actuales, son la muestra del
buen hacer de toda nuestra enología provincial. Pero sobre todo lo más
admirable a mi entender es el haber acercado y compartido todo este buen hacer
con los aficionados de a pie, le pese a quien le pese. Una muestra de ello es
el aumento del consumo de vinos de Alicante en los restaurantes o el enorme
poder de convocatoria que tuvo el pasado lunes el Winecanting Sumer Festival
con más de 2000 asistentes.
Todo un éxito. Bravo¡¡. Reflexionemos.
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