Las Hogueras vuelven un año más a llamar fuertemente a las
puertas de la diversión, de la alegría compartida, del olor a pólvora, del
fuego purificador y de la desbordante felicidad de los alicantinos y los miles
de visitantes que comparten unos días en agradable paseo por los grandes
monumentos fogueriles que llenan la ciudad.
Son las hogueras la auténtica fiesta de nuestros
establecimientos de hostelería por
antonomasia: nuestros benditos bares. Ya sean cervecerías, cafeterías,
bares de toda la vida, los modernos gastrobares, las barras gastronómicas, los
restaurantes de uno a cien tenedores, o simplemente los establecimientos de
hostelería que hacen del comer y del beber el noble arte de compartir y alegrar, ellos son los
artífices de nuestras benditas alegrías
gastronómicas y culinarias de las
Hogueras alicantinas.
Los bares son esos lugares de encuentro de amistades y
familias, de disfrute en compañía de los buenos productos de la gastronomía
alicantina, de espacio compartido entre risas y músicas al son de los ritmos de
las fiestas alicantinas, de punto de reunión previo o posterior a las mascletás
o a los desfiles y pasacalles.
Son nuestros benditos bares el perfecto refugio y el
agradable cobijo frente al cansancio agotador del trajín fogueril.
Son nuestra referencia a la hora de quedar con los amigos,
con los compañeros de trabajo o con nuestras familias en los días que
combinamos el trabajo con la diversión y la diversión con la fiesta.
Son nuestros templos del buen comer y el buen beber, el
lugar del que nos sentimos orgullosos y que secretamente compartimos con
nuestros amigos venidos de otros lugares para disfrutar de las Hogueras.
Son el marco perfecto para escenificar la unión entre la
cocina y la fiesta, entre la alegría y el placer o entre la gastronomía y la
compañía.
Son éstos, nuestros benditos bares, los que en Hogueras
consiguen con su loable dedicación, con su buen oficio, con sus grandes dosis
de amor hacia los demás, con su inagotable paciencia y con su sacrificado
trabajo, hacer de las Hogueras un perfecto abanico de buenas y agradables
sensaciones por y para todos.
Son vanguardia y fusión unidas en platos únicos y
diferenciadores que hacen de la gastronomía alicantina un valor consolidado. Platos y elaboraciones
como el que ilustra este reportaje con una visión oriental de los obligados
ingredientes de nuestras hogueras como es
la tonyna, las brevas o el toque de anís de nuestras cocas.
Día a día los mercados municipales de la ciudad de Alicante
se llenan de nuestros benditos
hosteleros con el ánimo inquieto en la búsqueda del mejor producto
posible con el que trasformar los frutos del mar y del campo en delicados
aperitivos, en ricas tapas, en entrantes o en platos con los que sorprender y
agradar al ávido comensal que toma un leve respiro a la algarabía del quehacer
diario fogueril para reconfortar a su hambriento estómago.
Del mar saltan a las mesas de nuestros benditos bares de las
Hogueras los mejores mariscos como las gambas rojas de Dénia, las quisquillas
de Santa Pola, las canaillas de Villajoyosa, los calamares de potera traídos a
la luz de la luna, las clochinas de nuestras rocas del litoral, las delicadas y
sabrosas Ostras de la Bahía de Santa Pola, los moluscos de las costas gallegas
llegados a diario repletos de su mejor y más fresco sabor, pescaditos para
freír y degustar todo su yodado sabor a mar y tradición, o los mejores
salazones elaborados al calor del sol y al abrigo de la sal macerados con la
compañía del lento tiempo que les confiere esa textura, esa agradable sequedad
salada y ese sabor inconfundible que es obligado compartir y disfrutar durante
todas las hogueras y que son el almuerzo perfecto e ideal con el que acompañar
un buen trozo de pan y un gran aceite de las montañas alicantinas.
Y los pescados, ya más grandecitos, elaborados y cocinados a
la brasa, en arroces o en guisos aportando las proteínas y los nutrientes
necesarios para unos días repletos de actividades. Pescados como las doradas,
las lubinas, el mero, los salmonetes, el rape, los boquerones a la plancha o
comprados frescos y naturales para prepararlos con vinagre y ajo en los famosos
agritos, el atún en forma de su parte más noble y grasosa como es la ijada o la
sabrosa ventresca, las siempre deliciosas y asequibles sardinas preparadas al
calor de la leña o las barbacoas de los racós, y otras delicias del
mediterráneo que en las cocinas de nuestros benditos bares se convierten en
agradables y ricos bocados de marcado carácter alicantino.
Pero son también los campos, las huertas y las granjas de
nuestro entorno más cercano las que completan y llenan las despensas de
nuestros benditos bares. Carnes frescas entre las que predominan las del cerdo,
las del conejo o la liebre, las vacunas, las aves de corral o de caza junto a
los frutos de éstas como son los huevos de granja con los que realizar las
ricas tortillas, los afamados revueltos o como o ingrediente fundamental del
Soparet Alicantí junto a la ñora y la sardina seca. Y los embutidos, esas carnes
frescas o secas que en combinación con las especias y con el aire seco de
nuestras tierras de interior crean un alimento que es toda una explosión de
sabores de los campos y las granjas. Y
también provenientes de los campos las verduras, las frutas y las hortalizas
son transformadas, la mayoría de las veces prácticamente casi nada, en
ensaladas, ensaladillas y entrantes en los que los aportes calóricos y
reconfortantes de sus nutrientes compensan los excesos gastronómicos de unos
días intensos. Y los reyes de los campos en
las Hogueras alicantinas, los tomates. Durante estos últimos días de
Junio llegan a nuestras mesas los famosos y dulces tomates de Mutxamel. Un
fruto sencillo que encierra todo el sabor salino y dulce de la gastronomía
alicantina y que por sí solo ya es un sabroso bocado con el que disfrutar de un
buen aperitivo, aunque si se le acompaña de un chorrito de un suculento aceite, una pizca de sal de las salinas de
Torrevieja o Santa Pola y cualquier producto alicantino como el salazón, los
mencionados embutidos o simplemente con pan, los tomates son toda una expresión
de las bendiciones que los campos llevan a nuestros benditos bares. Y cómo no,
las brevas de nuestras huertas que son
de obligado y gustoso consumo durante las Hogueras.
O de los hornos y las panaderías de Alicante que proveen a
nuestros benditos bares de ricas especialidades tanto dulces como saladas entre
las que no pueden faltar las famosas cocas en tonyna que disfrutaremos a diario
en los almuerzos, en las meriendas
de las corridas de toros o en las
mascletás de alicantina plaza de Los Luceros.
Y en las cocinas de nuestros queridos bares, todos estos
ingredientes tanto del mar, del campo, de las huertas o de las granjas, son
tratados con el cariño y el mimo de nuestros profesionales de la hostelería y
la restauración de la ciudad de Alicante quienes durante estos días derrochan
esfuerzo y agotan sus cuerpos en la impagable labor de transformar su trabajo
en alimentar los hambrientos estómagos de los alicantinos durante las hogueras
en alegrías y felicidades.
Y esta mezcla de los diferentes ingredientes de nuestras hogueras se ven fusionados en uno
de los platos más demandados y celebrados durante estos días, los arroces
alicantinos.
De carne, de pescados, de mariscos, el Abanda, con verduras,
con carne y pescado, con verduras y carne, con mariscos y verduras, y así en
mil combinaciones, los arroces alicantinos son el plato obligado de cualquier
celebración fogueril y su presencia en muchos de nuestros benditos bares, es un
motivo más para celebrar estas hogueras al amparo y al calor de nuestros buenos
y benditos establecimientos de hostelería.
Y los guisos o los gazpachos ya sean marineros o de carne,
junto a los calderos del mar con el pescado y el arroz, la cocina alicantina
vive todo su esplendor durante unos días llenos de buen apetito, de buen ánimo
y de merecida felicidad.
Pero nuestros benditos bares son mucho más, son el reflejo
del carácter de unas gentes, las alicantinas, que viven y respiran las fiestas
de las Hogueras con el espíritu abierto de par en par a la diversión, a la
felicidad de las calles llenas de luz y música, a la desbordante hiperactividad
de los más pequeños de la casa que descubren el apasionante mundo de la alegría
callejera, del recuerdo de nuestros mayores que viven las Hogueras desde la
nostalgia de la juventud y la serenidad de la merecida senectud.
Las Hogueras y la hostelería han convivido desde siempre en
la necesidad de ayudarse y complementarse y en este largo camino de armonía y
complicidad, son los alicantinos y nuestros visitantes los agraciados
afortunados de vivir y disfrutar de unas fiestas de enorme singularidad y
personalidad y de un sector hostelero alicantino que camina firme hacia la
excelencia desde el lento y reverente respeto hacia la mejor tradición
gastronómica alicantina sin olvidar la apuesta firme y decidida por la
evolución hacia la vanguardia.
Somos un destino gastronómico consolidado y las Hogueras son
el escaparate perfecto para mostrar el buen momento de la cocina alicantina a
los miles de visitantes que disfrutan de nuestra gastronomía durante estos días
de Hogueras. Y el sector lo merece y ha trabajado por ello. Ahora somos los
alicantinos los afortunados, solo nos queda seguir creyendo y apostando por lo
nuestro.
Son las benditas hogueras y nuestros benditos bares un
reflejo de lo que somos, benditos alicantinos.
A disfrutar ¡¡
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