domingo, 16 de agosto de 2009

TIERNO VERANO DE AUSENCIAS Y PRUDENCIAS

Servidor ha intentado durante estos últimos años, con mayor o menor éxito, reflexionar sobre la temporada estival en lo que a la gastronomía y a la hostelería se refiere y se da cuenta que no puede ni aportar ni expresar, ni contar nada nuevo. Servidor cree que este verano es el de las ausencias y, sobre todo, el de las prudencias.

De ausencias. La realidad social nos demuestra año tras año a los hosteleros, que ha desaparecido con el paso de los años la estacionalidad vacacional. Las estancias de nuestros turistas en nuestras costas o en nuestro interior, son cada vez más cortas y con un gasto diario mucho más medido y comedido. Los periodos vacacionales de tres meses en la playa o del mes de Julio o Agosto entero veraneando son los menos, nuestros visitantes y nuestros convecinos reparten sus merecidas vacaciones durante todo el año, en Semana Santa, en Navidades o en épocas de invierno para hacer turismo de nieve o de interior en las maravillosas casas rurales. Los hosteleros como buenos supervivientes van adaptándose poco a poco a estas nuevas realidades con esfuerzo y trabajo e innovan para que sus negocios dejen de ser flor de un día y puedan estar abiertos y funcionando la mayor parte del año con interesantes ofertas gastronómicas y con ideas y precios acordes a cada momento para que las ausencias se conviertan en presencias. Todo un logro.

Y de prudencias. Para servidor, sin duda, este verano es el de las prudencias. Viendo las orejas al lobo y sufriendo y padeciendo esta maldita época de crisis, servidor se da cuenta de que si para algo positivo nos ha servido, es para hacernos a todos un poquito más prudentes. Por un lado, los dueños o responsables de los establecimientos de hostelería son mucho más prudentes en la confección de su oferta gastronómica conservando o reduciendo precios acordes al momento, son más comedidos en la contratación del personal buscando los profesionales adecuados y cualificados para cada puesto, son más cautos a la hora de las compras limitándolas al día a día y son más sensatos en el quehacer diario cuidando y mimando sus establecimientos y, sobre todo, a sus cliente para que el trabajo y el esfuerzo compartido tenga su merecida recompensa. Esta prudencia desde luego, nos lleva a una mejor profesionalización del sector hostelero, lo triste es que para muchos establecimientos estas mejoras y esta nueva adaptación a los momentos actuales no sea posible y se vean abocados al cierre, seguramente porque no hayan sabido hacer los deberes a tiempo.

Por otro lado también el cliente se ha vuelto mucho más prudente a la hora de acudir a un establecimiento de hostelería y busca y rebusca entre los menús colgados en las puertas para encontrar el lugar idóneo para comer o cenar, actúa con cautela a la hora de pedir y el "ponnos lo que tú quieras" ha pasado a "tráenos la carta y ya te decimos", la alegría desbordada ha dado paso a la mesura y esta prudencia que nos embarga a todos nos lleva a una situación de calma que no es tal, es sólo otro nuevo y tierno verano de ausencias y prudencias. Reflexionemos.

El Campello, arte del buen comer

La gastronomía de El Campello es sin duda, uno de sus mayores atractivos y reclamos. En la parte alta del pueblo o en su maravilloso Paseo Marítimo el buen comer es la excusa perfecta para degustar la mejor cocina marinera. Desde la base de unos productos de la mar y de la tierra, descubrimos platos de un exquisito y cuidado sabor y con unas texturas envidiables en donde se saborea la tradición de una cocina autóctona y singular.

De la mar, los más ricos, sabrosos y fresquísimos pescados y mariscos, y de su rica huerta las mejores verduras y hortalizas. De entre sus especialidades destaca de una manera especial, el caldero en donde converge la sabiduría marinera de la elaboración del pescado con la maestría en la preparación de unos arroces suculentos, completos y exquisitos. Los pescados saltan a nuestra mesa con el vigor de su frescura y las hortalizas y verduras nos devuelven al olor del rocío de las mañanas.

CALDERO CAMPELLERO

INGREDIENTES:

Pescado de Roca y de Bahía (Gallina, lechola, rape, dentón…) Ñoras, Pimientos Rojos, Aceite, Sal, Ajos, Alioli casero, Patatas, Arroz seleccionado, un buen aceite y un suquet de pescado hecho con verduras las espinas y las cabezas del pescado-


 

PREPARACIÓN:

Primero se trocea y se sala el pescado dejándolo reposar un tiempo , en un caldero de hierro se vierte el buen aceite de oliva para sofreír las ñoras y los ajos, una vez sofritos los retiramos y añadimos en el mismo aceite el pimiento rojo cortado y los tomates maduros troceados añadiendo posteriormente el pescado troceado bien lavado y las patatas cubriéndolo todo con el suquet de pescado y dejándolo cocer entre quince y veinte minutos. Por otro lado en una paellera con un poco de aceite de oliva sofreímos unas cabezas de ajos junto al arroz y un poco de tomate rallado y ñora molida y le añadimos el caldo del pescado que hemos preparado, dejándolo cocer hasta que el arroz esté en su punto.

Se sirve primero el pescado junto a las patatas en una cazuela de barro añadiéndole un poco de alioli casero, para dar paso después al arroz.


 

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