A principios del mes de julio, en esta misma columna, reflexionábamos
sobre los primeros coletazos de nuestra temporada estival. Las inquietudes, las
dudas, los miedos a las temidas inspecciones de trabajo, las quejas por la
buena o mala promoción de nuestra provincia por parte de las agentes turísticos
institucionales tanto locales como provinciales, o simplemente cuál va a ser el
gasto medio del turista que nos visita, empiezan a tener respuesta para
nuestros restauradores y hosteleros provinciales.
Ayer mismo en estas mismas páginas se unían varias noticias
contradictorias. Por un lado las expectativas de la ocupación hotelera en la
que ve avecinaba una temporada estival no demasiado mala y consolidando Benidorm
como el mejor destino vacacional de España, y por otro lado las quejas de los
comerciantes del Paseo Marítimo de El Campello que veían como en este verano
había disminuido considerablemente su trabajo por lo que debían cerrar sus
establecimientos mucho antes y comentando que esta temporada está siendo
realmente incierta por lo que un día se trabaja en exceso y luego durante
cuatro días no se trabaja nada de nada.
La verdad es que durante estos días las opiniones son
bastante, bastante diversas. Si vas por la noche a la Playa de San Juan por
ejemplo (aparte de ver en vivo y en
directo una lamentable y penosa actuación de la Policía Municipal de Alicante
pegando sin mediar palabra ni
provocación a un senegalés totalmente quieto en medio de la arena de la playa y
con las manos levantadas... bueno esto merece una reflexión aparte), la cosa no
pinta mal. Las terrazas estaban bastante animadas, las heladerías con cola, los
restaurantes y las barras más o menos con un buen volumen de gente, pero sin
embargo lo que estaba a rebosar con colas para pedir algo, esto era una
franquicia archiconocida de comida
rápida de hamburguesas.
Ante esa visión, servidor se pregunta si realmente está a
rebosar por la calidad de sus productos, por la rapidez y agilidad de sus nulo
servicio, por si al pagar ante4s de servirnos va a ser mejor, o simplemente si
es porque sale más barato que comerse una hamburguesa con patatas o una mini,
mini burguer con un muñequito para los niños, que por el otro lado unos buenos
calamares a la romana, una sepia a la plancha o unas deliciosas a la par que
baratas patatas bravas. Yo personalmente me quedo con las bravas.
Una cosa está clara. nadie, nadie puede estar 7, 15 ó 30
días de vacaciones y gastar a diario. Hay días para todo, para salir, para
comer hamburguesas, para gozar con un arroz y una ensaladita, para hacernos un
homenaje en toda regla, o para tomarse la cervecita con la latita de
berberechos Hacendado en casa después de un dura y gratuita jornada de playa y
familia. Los hábitos cambian y la hostelería siempre se adapta. Este año la adaptación está siendo mucho más
dura, pero lo positivo siempre vence a lo negativo por eso con trabajo y
esfuerzo, algo que caracteriza al sector provincial, todo pasa y a final de
agosto podremos tener las cosas más claras. Reflexionemos.
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